lunes, 16 de marzo de 2009

No hay un acuerdo definitivo sobre como medir empíricamente la estratificación de una sociedad (por ejemplo, estamentos, clases).  Y aún así, haciendo una clasificación cualitativa, el impacto de estas clasificaciones sobre la vida social ha sido formidable, en el sentido de han existido cambios fundamentales en la organización social y político a partir de la identificación de la estructura de clases sociales.

Es posible preguntarse el porque, en general, han fracasado los intentos de medición empírica de este tipo de fenómenos.  Si bien existen en la práctica de la investigación social indicadores de patrimonio económico y cultural, no existen indicadores consensuados sobre la pertenencia a una clase social.  La tecnología actual de relevamientos podría hacerlo factible, pero aún asi no ha habido mediciones de las clases sociales previstas por en la teoría marxista. Y quizás no lo haya nunca; el mecanismo teórico de la intervención social de la estratificación requiere el ocultamiento del clivaje.  Es decir, ninguna clasificación social perdura sin transformaciones cuando se la transmite a los individuos de la sociedad estudiada y estratificada.  Tampoco se ha logrado con éxito especificar una pertenencia específica de un individuo a una clase a partir de registros empíricos, salvo por un proceso de autoidentificación voluntariamente aceptado por el individuo en cuestión.

Supongamos que haya que definir la pertenencia a una clase de un obrero metalúrgico de un modo empírico, es decir, operacionalizado en variables en un modo de índice.  Obviemos el hecho de que este puntaje debería variar, y que no podrían ser utilizados los mismos indicadores con el paso del tiempo.  Asumamos que dicho instrumento empírico permita asignarle una clase social, que le sea comunicada por escrito.  La reacción del individuo a la información es la incógnita: el mismo individuo, enfrentado a esa información, ya no es el mismo.  

La información genera reacciones impredecibles.  Quien es identificado como pequeño burgués, al mismo tiempo podría no estar de acuerdo y preguntar que tendría que ser para no serlo. Quizás también porque ubicarse en ese lugar de estratificación implica una conflictividad con otra gente, que no ve razonable; quien fuese identificado como burgues, tendría conflicto de clase con un pariente proletario, por ejemplo.   

En ese sentido, los intentos por medir estructuras sociales resultan ingenuos, como el intento del censo de castas en la India de 1888 que narra Weber: todos los hindúes se atribuían castas superiores a las que tenían por pertenencia. 

Por ello, la teoría de las clases sociales ha debido permanecer, como en el caso del marxismo, sin mecanismo de medición del clivaje social. Esto sin embargo no le ha restado potencia en la transformación social, otro aspecto que requiere reflexión teórica.



domingo, 15 de marzo de 2009

A modo de introducción

En este blog se intentará abordar aspectos teóricos y metodológicos de la investigación social. Las dificultades que existen para realizar un debate respecto de este tipo de conceptos, hace recomendable que utilicemos distintos medios tecnológicos que permitan acercar y debatir ideas. Seguramente, los grandes autores de las ciencias sociales los usarían. Las publicaciones académicas en papel lentamente se convierten en un escollo a los avances de la comunidad de investigación social, y quizás resulte de utilidad agilizar los debates por medios alternativos.